domingo, 19 de septiembre de 2010

Breve historia de la guerra Polaco-Soviética de 1920

De las cenizas de la Gran Guerra habían nacido Polonia y la Unión Sovietica, dos jovenes repúblicas derivadas del nuevo orden territorial surgido de la I GM. Ambas repúblicas mantenían una rivalidad histórica y territorial que no tardó en cristalizar en un enfrentamiento abierto entre las dos naciones. Polonia, gobernada por el ultra nacionalista y anticomunista Josef Pilsudski, estaba decidida a recuperar sus fronteras del S. XVIII (que abarcaban hasta el Rio Divna) arrebatadas por la Rusia Zarista. En el otro lado, la URRS de Lenin, estaba sacudida por la contrarrevolución zarista o "blanca", pero aun inmerso en la voragine del conflicto civil, el lider sovietico buscaba exportar la revolución comunista a toda Europa, y Polonia era el primer objetivo.

Por razones naturales, la República de Polonia fue hostil al Gobierno de los Soviets desde el momento de su creación. En 1919, aprovechando la guerra civil rusa, los polacos invadieron Bielorrusia, ocupando considerables zonas de esa región y expulsando a las fuerzas del recién creado Ejército Rojo hasta este de Minsk. En ese momento (Diciembre de 1919), el gobierno ruso propuso al polaco iniciar conversaciones de paz, negociaciones que fueron aceptadas por Polonia. Sin embargo, como era de esperar no pudo alcazanrse ningún acuerdo, pues ninguno de los gobiernos estaba dispuesto a ceder en sus pretensiones.

En abril de 1920, ante la situación de impasse diplomático y en vista de las derrotas sufridas por el ejército blanco del general Denikin a manos del Ejército Rojo, Pilsudski decidió pasar nuevamente a la ofensiva en Ucrania, interviniendo en apoyo del gobierno autónomo ucraniano de Petliura. Aunque la guerra había sido nuevamente desencadenada por el ataque de Polonia, Lenin vió en esta agresión una doble oportunidad: la de rechazar al ejército invasor, eliminando a un enemigo molesto, y de paso extender la revolución bolchevique a la misma Polonia, usando este pais como puerta de entrada para la bolchevización de toda Europa.

Para lograr este doble objetivo, Lenin decidió pasar al contraataque, otorgándole el mando de los ejércitos Occidentales a uno de sus generales más destacados, tanto por sus habilidades militares como por su fanatismo ideológico: Mijail Tujacheski. Muy pronto, la enérgica dirección de este general iba a hacerse sentir en la situación de la guerra.
Como vimos, el ejército polaco, con unos efectivos de unos 120.000 hombres, invadió Ucrania en apoyo del gobierno autónomo ucraniano frente al Ejército Rojo, que alineaba en el frente occidental más de 200.000 soldados. El 7 de Mayo de 1920 los polacos se apoderaron de Kiev, pero su ejército, menos numeroso que el ruso y débilmente equipado, se encontraba en una posición poco sólida, pues su flanco izquierdo no disponia de fuerzas suficientes para cubrir adecuadamente el vasto frente que se extendia al norte de las marismas Pripet.

Así lo comprendió Tujacheski, quien no dejó de apreciar la debilidad del ala izquierda polaca en la zona norte de las marismas Pripet. En vista de ello, lanzó un fuerte ataque que estuvo a punto de deshacer a las fuerzas polacas. Antes de que Pilsudski pudiera reforzar el sector amenazado, un nuevo ataque, esta vez en Ucrania a cargo de las divisiones de caballeria del general Budyenni penetró limpiamente en las lineas defensivas polacas al norte y sur de Kiev. La caballeria roja avanzó libremente por la retaguardia polaca, de modo que Pilsudski no tuvo más remedio que ordenar la retirada general en medio de una oleada de pánico que se extendía entre sus tropas, constantemente hostigadas por las fuerzas montadas rusas.

A finales de Junio, los polacos habían abandonado el territorio ocupado en suelo ruso. Tujacheski, tras reorganizar sus fuerzas se preparó para invadir Polonia, esperando que la presencia del ER en territorio polaco prenderia la mecha de la revolución bolchevique entre los obreros polacos. Las fuerzas rusas organizadas en 4 ejércitos, sumaban 200.000 combatientes y un número similar de auxiliares, frente a los 120.000 polacos. El 4 de julio los rusos se lanzaron al ataque, con el eje principal de avance situado en la zona de Brest Litovsk. Con una superioridad numérica aplastante, especialmente en caballeria, los rusos hicieron retroceder a los polacos a lo largo de todo el frente.

El dia 11 caia Vilna, la capital lituana, y el ejército lituano se pasaba a los rusos. La subsiguiente retirada general polaca facilitó el avance de la caballería rusa, que bajo el mando de Gay Khan al norte y de Budyenni en el sur se internó profundamente en Polonia, siendo su avance imparable durante el mes de julio. Entre el 22-23 de ese mes, los rusos sobrepasaron el Rio Bug, donde Pilsudski trató en vano de establecer una linea defensiva. Tras el cruce del Bug, el camino hacia el interior de Polonia quedaba abierto para las fuerzas sovieticas.

A principios de agosto, la caida de Varsovia y la derrota polaca parecían seguras, tanto es así que el gobierno sovietico hizo una oferta de paz bastante gravosa para Polonia. Pilsudski sabedor de que aceptar dicha oferta significaba la bolchevización de Polonia, se negó a aceptarla. El 2 de agosto Pilsudski llegó a Varsovia para tomar el mando directo de las operaciones, casi al mismo tiempo que Francia enviaba una misión militar de asesores, encabezada por el general Weygand. La situación militar, con la ciudad casi cercada por su extremo norte, era extremadamente delicada, pero en esos críticos momentos, Pilsudski iba a tener una intuición genial que salvó a Polonia del desastre.
El 14 de Agosto parecía que Tujachesvki estaba estrechando definitvamente el cerco en torno a Varsovia, pues en ese momento las avanzadas rusas se hallaban a poco más de 10 kilómetros de la ciudad. En realidad, los rusos habían caido en la trampa de Pilsudski, y este iba a descargar un golpe contra el flanco sur sovietico, únicamente guarnecido por el Grupo Mozyr, una heterogenea unidad que contaba con menos de 8.000 hombres y que guardaba el ala izquierda de los ejércitos rusos. Tujachevsky no había dejado de advertir esta debilidad de su ala izquierda, por lo que había ordenado repetidamente que las unidades de caballeria del general Budyenni, que marchaban más al sur, se le unieran para reforzar su flanco meridional.

Pero en este punto entró en juego la doblez y falta de escrupulos del comisario político del Frente Sudoriental, que no era otro que Stalin. Este, envidioso de los éxitos de Tujachesvki en el frente norte, no estaba dispuesto a dejar toda la gloria en manos ajenas, sino que por el contrario, instó a Budyenni a que desoyera las órdenes de Tujachesvki. El objetivo de Stalin era la importante ciudad de Lemberg, y no estaba dispuesto a desviarse del mismo para ayudar a Tujachevski. Esa injerencia de Stalin en la dirección militar de las operaciones resultó providencial para los polacos y catatrófica para los rusos, sellando la suerte de la batalla.

El 16 de Agosto, Pilsudski lanzó a sus 5 divisiones desde el Rio Wieprz contra las dispersas fuerzas del Grupo Mozyr. Prácticamente sin oposición, las fuerzas polacas avanzaron libremente hacia el norte, encontrando solo una débil e incoherente resistencia rusa. Pilsudski suspiró de alivio al comprobar que su plan estaba teniendo éxito. Las unidades polacas avanzaron más de 70 kilómetros en menos de 48 horas y apuntaron directamente hacia la retaguardia de las tropas rusas que sitiaban Varsovia. Pese a que los mandos rusos sobre el terreno no le dieron mucha importancia a la maniobra polaca, Tujachesvki, que dirigia las operaciones desde Minsk, a más de 400 kilómetros de distancia del frente, no dejó de advertir el peligro que entrañaba el contraataque ruso, y envió órdenes desesperadas para volver sus fuerzas cara al sur pero ya era demasiado tarde para reaccionar.

Sorprendido por la rapidez del avance de las fuerzas de Pilsudski, el 16º ejército ruso quedó atrapados entre las fuerzas de Pilsudski y las del 5º ejército polaco, resultando prácticamente aniquilado en Byalistok. La maniobra polaca causó tal consternación en el bando sovietico que sus unidades se desbandaron y empredieron la huida hacia el este. El 15º ejército ruso, la única unidad que mantuvo el orden de combate, fue rodeado y destruido por las tropas polacas el 19 de Agosto. Este segundo "Marne" o "Milagro del Vístula" había salvado a Polonia de la extinción como nación independiente. Pilsudski consiguió con su contraataque una de las mayores hazañas militares del S. XX.
Analizados los hechos militares, podemos analizar someramente las consecuencias políticas de este conflicto las cuales, como apuntaba al principio de hilo, fueron de una importancia tan grande y de tan largo alcance, que parece mentira que esta guerra haya sido casi soslayada por la Historiografía.

Para empezar, la derrota de Tujachevski a las puertas de Varsovia, salvó a Europa del bolchevismo. Si bien es cierto que no había un peligro inminente de revolución comunista en Europa Occidental, la propaganda de Lenin mostrando a la URSS como una Arcadia feliz del proletariado, había calado en importantes sectores de los trabajadores alemanes, y a una derrota polaca posiblemente habría favorecido el ascenso comunista en Alemania, y de allí, al resto de Europa.

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